lunes, 6 de mayo de 2013

El progreso de Cuba, un ejemplo para Venezuela...

La Habana, segun fuentes informativas:
 

-Las mujeres cubanas en edad fértil deben tener una opción B cuando llegan los días de su período menstrual.

La situación la ilustra perfectamente Miladis, de 36 años y ama de casa. “En los años duros del Período Especial (años de severa crisis económica) hervía trozos de sábanas viejas para utilizarlos como almohadillas sanitarias.

Otras amigas hacían un emplasto con yerbas y relleno sacado de colchones. Ahora la cosa ha mejorado un poco. Una vez al mes, todas las mujeres en edad fértil recibimos un paquete de 10 almohadillas. Se les conoce como Íntimas (por el nombre de la marca) y cuestan 80 centavos (5 centavos de dólar). Además de resultar insuficientes, son de pésima calidad”, relató Miladis, mientras esperaba en fila en la farmacia de su barrio.

Hay almohadillas de más calidad, en pesos convertibles. Cada paquete cuesta de 90 centavos a 1.30 CUC (moneda convertible). “Es verdad que 90 centavos representan 24 pesos, el salario de dos días de un obrero, pero resisten más los sangramientos”, explicó Lucía, una oficinista de 28 años.

El problema es que esas almohadillas no están al alcance de todas las mujeres. Sólo pueden comprarlas quienes reciben una parte de su salario en divisas o le giran dólares o euros desde el extranjero. La mayoría debe arreglárselas como pueda.

Tener un día perfecto en Cuba es difícil. Cada mañana, para poder asearse, un segmento amplio de la población utiliza agua envasada en depósitos no siempre con la debida higiene.

El desayuno de muchos es café sin leche y un panecillo de 80 gramos, desabrido y mal elaborado, al que se le unta aceite, sal y ajo o mayonesa casera.

Luego, si no tienes transporte que te lleve al trabajo, pierdes una hora en la parada de ómnibus. El servicio urbano de transporte público funciona a medio gas.

Más de 180 ómnibus articulados están parados por falta de piezas de repuesto. En La Habana se diseñó desde 2006 una línea de Metrobús compuesta por 17 rutas.

Funcionaban con una frecuencia entre 5 y 10 minutos en horas picos. Circulan por populosos barrios y avenidas. En esos ómnibus se mueven cientos de miles de personas diariamente.

Existen seis terminales con un parque de 479 autobuses articulados. Al estar fuera de servicio un tercio de ellos, el mayor transportista de pasajeros en La Habana ha quebrado.

Ir a cualquier punto de la ciudad en horario pico puede demorar a veces dos horas. Los ómnibus siempre transitan atestados. El calor y viajar apretado tienen el efecto de una lija de fósforos: el menor roce puede provocar una riña.

En la capital ya desaparecieron los antiguos ‘camellos’, camiones a los cuales se le adaptaba un remolque y podían transportar hasta 300 pasajeros. La gente les decía ‘la película del sábado’, porque en ellos había violencia, sexo y lenguaje de adultos.

Esa apelativo ahora lo reciben los metrobuses. No sólo algunas mujeres son acosadas sexualmente. Si se anda despistado, se puede sufrir el hurto de la billetera. En las paradas, los carteristas aprovechan las aglomeraciones para intentar robarte.

Salvo excepciones, la infraestructura de servicios funciona mal en Cuba. Es del cuarto mundo. Las calles, carreteras y autopistas son un infierno chiquito, irregulares y con tortuosos baches.

Todas las noches se pierde el 60 por ciento del agua potable por salideros en tuberías conductoras. Las calles del Reparto Sevillano, en el municipio Diez de Octubre, se convierten en auténticos ríos los días de distribución del preciado líquido. Excepto en las barriadas exclusivas donde residen generales, ministros y empresarios consentidos por el régimen, el agua se distribuye en días alternos en la capital.

En el municipio Centro Habana, de la capital, viven familias que no tienen servicio de agua corriente. La reciben mediante camiones cisterna. La escasez ha creado una nueva modalidad dentro del trabajo por cuenta propia (independiente): ‘los aguateros’. Son tipos que cargan cubos de agua por dinero. Llenar un tanque de 55 galones cuesta entre 40 y 50 pesos.

Otro motivo de disgusto por parte de los ciudadanos son las colas, el mal trato y la exasperante burocracia. En Cuba hay filas para todo. Comprar el pan, hacer un trámite legal o sacar dinero del banco.

“Le llamo Cuba-cola. Llevo hora y media en la fila de una notaría para legalizar los papeles de la venta de mi casa”, comentó Oscar. Pero siempre alguien se aprovecha de las penurias para hacer dinero.

Rodovaldo, 61 años, se levanta todos los días a las 3 de la mañana para ser de los primeros en la fila de espera en las oficinas de atención al público. “Cobro 30 pesos por los primeros turnos, lo mismo para hacerte un pasaporte que comprar el uniforme escolar”, explicó.

Viejos jubilados, cargados de achaques, van a las panaderías que ofertan pan en venta libre y por 50 pesos compran para los dueños de cafeterías particulares de 60 a 80 barras de pan de flauta.

El 85 por ciento de la población en Cuba es propietaria de su vivienda. Y los que tienen que pagar alquiler pagan muy poco. Aunque por falta de dinero, el 60 por ciento de las casas y apartamentos se encuentra en regular o mal estado.

A la inmensa mayoría de los cubanos casi toda la plata, en pesos o en divisas, se le va en comida. Los precios de los alimentos son del primer mudo. El pollo y la carne de res valen más caros que en Miami. Y las carreteras e infraestructuras compiten con las de las naciones más pobres.

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